La Ciencia y el Progreso



Introducción

Renacimientos

La Ciencia y el Progreso

La Profesión como Servicio


Índice por Tópico

Cronología

Volver a la Página Principal


El Brote Científico

El nacimiento de lo que hoy consideramos ser la ciencia moderna por lo general se le asigna  al siglo diecisiete. Se lograron descubrimientos importantes y explicaciones de fenómenos naturales, y sobre todo, se le dio inicio a la metodología basada en la observación y el análisis.  Francis Bacon (1561-1626) enfatizó el uso de la experimentación. Su metodología fue muy influyente, sobre todo en su nativa Gran Bretaña.  Galileo (1564-1642) se distinguió por su visión teórica. Isaac Newton (1643-1727), laborando mas adelante en el siglo, estableció un mejor balance entre la teoría y la experimentación. Tanto Galileo como Newton contribuyeron de un modo significativo al uso de las matemáticas para expresar, y a veces deducir, teorías científicas.


Círculos y Sociedades Científicas

Los círculos literarios eran numerosos en la Europa del renacimiento, pero durante el siglo diecisiete los intereses se tornaron a las nuevas ideas filosóficas y a las ciencias naturales. [1] El primer grupo establecido formalmente fue la   Accademia dei Lincei, fundada en los Estados Papales en 1603 por Federico Cesi, científico y noble italiano, y Galileo prontamente se volvió su figura central. Pero esta academia científica no sobrevivió por mucho las muertes de Cesi (1630) y Galileo (1642), aunque se ha reencarnado varias veces.


Un número de científicos ingleses se reunían informalmente en el Gresham College de Londres y en la universidad de Oxford durante la décadas de los 1640 y 1650. Prominentes entre estos eran los físicos Robert Boyle y Robert Hooke, y el arquitecto Christopher Wren. Este grupo se organizó como la Real Sociedad de Londres para el Mejoramiento del Conocimiento Natural en 1660. El rey Carlos II le otorgó una cédula real en 1662.[2] Esta sociedad estaba organizada en comisiones que investigaban tópicos especializados como la mecánica y la astronomía. Comenzando en 1665, la sociedad publicó un periódico titulado Transacciones Filosóficas, que incluía trabajos presentados en sus sesiones y discusiones relacionadas. [3]


Otro grupo importante con intereses  científicos  se formó en Londres alrededor de Samuel Hartlib (1600-1662). Hartlib había emigrado de Prusia y el mantuvo una gran red de corresponsales científicos. Hartlib propuso la creación de un bureau de conocimiento para el beneficio de la sociedad. El parlamento inglés le prestó algo de ayuda, pero el bureau nunca se estableció oficialmente.[4]





Bodleian Library, Oxford
Photo Source: Wikipedia, Author: © Tony Hisgett

Los círculos intelectuales en Inglaterra durante este período eran principalmente de orientación científica, pero en Francia se buscaron intereses mas amplios. Bajo los ministros Richelieu y Colbert, se fundaron en la década de 1660 academias de literatura, música, baile y arquitectura, además de las ciencias.[5]


La Ilustración

La Ilustración es un término que se utiliza para describir una etapa de la historia de la civilización Occidental, durante el siglo diecisiete tardío y el siglo dieciocho, y que enfatizó el raciocinio y la observación empírica.  La Ilustración Escocesa tiene una especial importancia para nuestro estudio en que proyeron extensos comentarios sobre la ciencia.


Un curso de filosofía moral generalmente se incluía como parte del programa de Artes y Letras en las universidades europeas a través de su historia, pero Francis Hutcheson (1694-1746) añadió nuevos elementos al contenido del curso cuando lo enseñaba en la Universidad de Glasgow. Además de los temas tradicionales, el incluyó mas temas políticos y los principios de los que mas adelante se reconocería como la economía. Adam Ferguson enseñó esta misma materia en la Universidad de Edinburgh.



Universidad de Edinburgh  Foto: : Wikipedia, Autor: Kim Traynor


El Bien Común

El concepto base de la moralidad social es el del "bien común" que tiene profundas raíces con fuentes tanto clásicas como cristianas, y fue ampliamente desarrollado por la ilustración escocesa. En sus libros de texto, Hutcheson basa su filosofía social en este concepto: "Tenemos que reconocer que nuestro asunto en el mundo, el fin y propósito de nuestro ser, de nuestro deber... es el contribuir también a bien general, al fondo común de felicidad de nuestra especie."[6] Y Hutcheson lo conecta directamente con las  profesiones:


Cada uno está obligado a cultivar sus poderes físicos y mentales para prepararse para los oficios de bien y humanidad que su posición permita, llenando su mente con conocimientos útiles y con los grandes principios que conducen a una vida virtuosa... Es también la obligación de cada individuo con la humanidad, como también con sus amigos y relaciones, de ejercer alguna profesión o negocio para contribuir al bien común.[7]


El Progreso y la Civilización

Todos los pensadores de la ilustración apoyaban el  principio de usar evidencia experimental como base para su pensamiento, pero Ferguson hizo un análisis mas serio del comportamiento humano y del desarrollo histórico. En este proceso, el contribuyó a los inicios de la sociología como ciencia. Sus escritos enfatizan el progreso y la civilización, y es en esto que su legado ha sido mas significativo. Igual que Vives, Ferguson recalca la naturaleza universal del progreso científico en tiempo y espacio, y de la construcción gradual del patrimonio del saber a través de los tiempos:


Las luces de la ciencia, aún en los temas mas complicados, se difunden de alguna manera hasta cada rincón de una sociedad próspera. Dirigen la mano del artista en su taller. Se hacen parte de la educación liberal. Proveen los medios de pensar y comprender a aquellos que deciden los asuntos, y, entrando en las conversaciones diarias de los hombres, se presentan en el comercio de la vida. Así que el mas alejado estudiante de la naturaleza, al extender los límites del conocimiento, trabaja para su comunidad; las distintas comunidades trabajan mutualmente unas para otras, para el porvenir y para la humanidad.[8]


Las traducciones del inglés son mías.

[1] Robert Mandrou, From Humanism to Science (Harmonsworth, Middlesex, England: Penguin Books, 1978), 268-271.

[2] Roger Ariew et al, ed.  Descartes' Meditations: Background Source Materials (Cambridge: Cambridge University Press, 1998), 141-144.

[3] Robert Mandrou, From Humanism to Science, 268-271.

[4] Charles Webster, Samuel Hartlib and the Advancement of Learning (Cambridge, England: Cambridge University Press, 1970), 56-62, 71.

[5] James Bowen, A History of Western Education (London: Routledge, 2003), Vol. 3, 54-55.

[6] Francis Hutcheson, A System of Moral Philosophy (Glasgow: A Foulis, 1755), Vol. 2, 116.

[7] Ibid., 111-113

[8] Adam Ferguson, Principles of Moral and Political Science (Edinburgh: W. Creech, 1792),  Vol. 1, 281.