El Primer Ferrocarril de Cuba

         

En 1830 se inauguró en Inglaterra el primer ferrocarril comercial com itinerario regular entre Liverpool y Manchester.  En ese mismo año, un español residente en Londrés, Marcelino Calero y Portocarrero les envió al gobernador Vives y a la Sociedad Patriótica una propuesta para la construcción de un ferrocarril en Cuba, y ofreció sus servicios para la obra.  Vives inmediatament apoyo el proyecto, y la Sociedad Patriótica acordó nombrar una comisión de estudio del proyecto, presidida por Vives.  Esta comisión dió paso a la Junta del Camino de Hierro.  Esta junta concluyó su estudio en Enero de 1831, cuando se decidió empezar a planear una linea de ferrocarril entre la Habana y Güines, bajo la dirección de la Real Junta de Fomento, Agricultura y Conercio.  En 1832, el Intendente Claudio Martinez de Pinillos, Conde de Villanueva se hizo cargo de la Presidencia de la Junta, y el fué el principal promotor de la obra hasta su exitosa conclusión.  Uno de los propósitos principales del proyecto era el facilitar el transporte del azúcar al puerto de la Habana para su exportación.  Güines era un distrito azucarero de gran importancia, el cual sería el principal centro generador de cargas.

         

En 1834, se negoció un préstamo para esta obra con la firma Inglesa de Alexander Roberson, con un capital inicial de 2 millones de pesos. En este año también tomó el mando como Gobernador Miguel Tacón, el cual se opuso tenazmente al ferrocarril, con una serie de pretextos.  Se piensa que le disgustaba que se construllera un ferrocarril en Cuba antes que en España, que todavía no tenía uno.  Por suerte Villanueva tenía influencia directa en el gobierno español, y pudo continuar la obra.  Tacón intento destituir a Villanueva, pero sin resultado. 

         

La Junta de Fomento contrató a los ingenieros Alfred Kruger y Benjamin Wright para realizar la obra. Para la mano de obra se utilizaron presos políticos, esclavos y jornaleros de las Islas Canarias y de Estados Unidos, éstos últimos mayormente irlandeses. El promedio de trabajadores era de alredor de mil, y muchos murieron debido al difícil trabajo y las epidemias. La linea requirió la construcción de un número de terraplenes y puentes, debido a la irregularidad del terreno. Tacón creó un último obstáculo cuando prohibió que la linea atravesara el Paseo Militar como se había planeado, y causando una atraso de varios meses debido a la desviación de la ruta. Esto también resultó en que la estación de la Habana quedara un tanto lejana del centro de la ciudad. 

         

En Noviembre de 1837 se inauguró el trecho inicial de 17 millas entre la Habana y Bejucal, con un tren llevando a 70 pasajeros.  Esta linea resultó ser la séptima del mundo, y la primera del mundo hispano.  El resto de la linea, 29 millas de Bejucal a Güines era por terreno más llano, y se terminó en Noviembre de 1838.  En ese año, en que también terminó la gobernatura de Tacón, se autorizó trasladar la estación de la Habana a un lugar más céntrico, que se efectuó en 1841.

         

El ferrocarril disponía de 14 locomotoras, 92 vagones de carga y 22 coches de pasajeros a fines en 1838.  Circulaban dos trenes al día, que salían de la Habana a las ocho de la mañana y regresaban a las cuatro de la tarde, uno de carga con 30 vagones y uno de pasajeros con 7 coches de 24 pasajeros cada uno.  Para el año 1839, la linea ya era rentable y un gran éxito economico, que resultó en que se empezara la construcción de varias otras lineas.

         

Fuentes: