Esclavismo y Abolicionismo


En contraste con otra colonias, los esclavos en la América Hispana tenían algunos derechos, aunque estos eran frecuentemente violados.  Después de haber sido esclavos por siete años, los esclavos podían acumular algo de propriedad con el trabajo extraordinario en sus propias hortalizas, y esto hacía posible el comprar la libertad.  Otro factor importante era el que la Iglesia Católica solía bautizar a los esclavos y  reconocerlos como cristianos.

       

En el 31 de Mayo de 1789, se promulgó en España la Real Cédula sobre la educacion trato y ocupaciones de los esclavos en todas las Indias e islas Filipinas, iniciada por el rey Carlos III .   Esta cédula, comunmente llamada el “Código Negro,” estipulaba:

       

1.    Los amos están obligados a instruir  a los esclavos en los principios de la religión católica y de hacerlos bautizar dentro de un año.

2.    Los amos están obligados a darles a los esclavos buen alimanto y vestido.

3.    Se limitan las horas de trabajo de los esclavos.

4.    Se limitan los castigos que pueden administrar los amos.  Faltas mayores requieren un proceso judicial.

5.    Se definen multas contras los amos que violan las reglas.  Los amos o mayorales culpables de abusos graves pueden ser enjuiciados.

6.    Para faciltar la averiguación de los excesos de los amos o mayorales, se autoriza a los eclesiásticos empleados en las haciendas a reportar éstos directa y secretamente al Procurador Síndico regional.  Este Procurador también ha de nombrar a personas de carácter y conducta para que visiten e inspeccionen las haciendas tres veces al año.  

       

Cuando se publicó esta cédula, los ciudadanos de Cuba y otras colonias pidieron que no se aplicara a estas colonias.  Se accedió este pedido, con la condición que se formase en la capital de cada provincia un Junta compuesta de el Gobernador, el Obispo, y los principales hacendados para que propusieran reglas locales.

       

Arango y el Aumento en el Tráfico de Esclavos

En 1789 Francisco de Arango y Parreño, en su función como Apoderado del Ayuntamiento de La Habana en Madrid, hizo un reporte al rey sobre el peligro de que hubiera una sublevación de esclavos en Cuba como la de Haití. Arango alaba la política española con respecto a los esclavos, sin duda idealizando la realidad: “Los franceses los han mirado como bestias y los españoles como hombres.” En este reporte, Arango se refiere a la Cédula de 1789 cuando dice que “los esclavos de la Habana se hallan hoy con todos los auxilios y bienes que pudieron conseguir los más felices del mundo, y nuestras leyes civiles han balanceado perfectamente los dos extremos que son los abusos de los propietarios y el fomento de la insubordinación e insolencia del esclavo.”  Arango también reconoce la dispensa a la Cédula, pero mantiene que en Cuba se practica el espíritu de ésta “según la situación de cada comarca.”

       

Arango  está promoviendo el aumento en la importación de esclavos a Cuba, lo cual considera esencial par el desarrollo económico del país.  En otro reporte  en 1789, Arango reconoce que el tráfico de esclavos es un “miserable comercio,” pero tal vez pensando que los esclavos estarán   mejor en colonias españolas, propone “rescatar los negros de las naciones rivales.”

       

En 1792, en una importante presentación al rey Carlos IV y sus ministros, titulada Discurso sobre la Agricultura de La Habana y Medios de Fomentarla, Arango propone los medios necesarios para que Cuba pueda capturar el mercado azucarero que ha perdido Haití por su revolución, incluyendo el aumentar el número de esclavos, el eliminar las trabas al comercio extranjero, y realizar mejorías técnicas en la producción.

       

En este mismo discurso, Arango pone a un lado su calificativo de “miserable comercio” y propone:   “Nada será más util que alentar con premios y con ensayos nuestro comercio directo a las costas de Africa, y para esto convendría fundar establecimientos en la misma costa o en su vecinidad.”  Pero reconoce en el discurso que no se deben abusar a los esclavos:

       

No quiero proponer arbitrios para que les igualemos [a otra naciones] en el punto de gastar menos en mantener los negros, y de hacerlos trabajar más.  La humanidad y la religión sellan mis labios, y en lugar de inflamar mi envidia por esta triste ventaja, excitan mi compasión.  Lejos de mis compatriotas tan inhumano estudio.  Aprendan en hora buena el modo con que aquellos reparten las tareas para evitar la confusión y desorden en el trabajo de los esclavos; pero nada de buscar medios de aumentar la aflicción a la más desgraciada porción de la especie humana.

       

Respondiendo positivamente a la propuesta de Arango, el rey accede a   facilitar el tráfico,   resultando en un aumento en el número de esclavos en Cuba a más del doble entre 1792 y 1817.

       

El Obispo Espada y la Esclavitud

El Obiso Espada llegó a Cuba en 1803, y en 1804 empartió en una larga gira pastoral  por la isla, donde observó las condiciones del campo cubano y de los esclavos.  En 1808, el Obispo escribió un documento dirigido al rey con sus reflexiones sobre esto,  conocido como Diezmos Reservados. Espada justifica este documento de índole socio-político por su interés en aumentar los ingresos a la Iglesia que resultarían de progresos económicos. En este documento,  Espada ataca a la esclavitud directmente con argumentos morales y también económicos:

       

Si no supieranos que se araban las tierras, que se abren los montes, que se cultivaban los campos y heredades, que se cogían los frutos y que habían suficientes cosechas en Europa, en Asia y aun en Africa para sostener sus poblaciones incomparablemente más numerosas que las de América y que esto se hace sin tener un negro, sin que haya un esclavo con semejante objeto, pudiéramos creer absolutamente necesario este comercio para el mayor fomento de la agricultura, pero sabemos con una evidencia innegable  que no hay tales esclavos y que la agricultura está en un grado de perfección en unos países y de adelantamiento en otros, en que no ha llegado a ponerse la América.  Luego sin esclavos se puede tener agricultura y se puede tener con perfección.  Luego no son necesarios.

       

En el año que se escribió el documento, España calló en manos de Napoleón, y aperentmente el documento nunca fue enviado, pero muestra claramente el pensaminto del obispo, y es probable que este modo de pensar influyera a algunos de sus sacerdotes y a los profesores del Seminario San Carlos, donde estudiaron Félix Varela y José Antonio Saco.

       

La Esclavitud en las Cortes durante el primer Período Constitucional (1810-1814)

Inglaterra abolió el tráfico de esclavos en 1807, siguiéndole Suecia y Holanda. Entre los temas que se consideraron el las Cortes Españolas durante el primer período constitucional se encuentra el de la esclavitud. En 1811 Miguel Guridi, diputado mejicano, propuso a las Cortes la abolición del tráfico en España y sus colonias. Otra propuesta parecida fue presentada por el distinguido diputado español Agustín Arguelles en el mismo año y ésta fue apoyada por varios diputados importantes, siendo el proyecto pasado a una comisión.  La Sociedad Patriótica y el Consulado de la Habana, y el Gobernador de Cuba, Marqués de Someruelos, protestaron enérgicamente, causando la derrota de la proposición.


Arango fue el vocero más importante a favor de la esclavitud. En su presentación a las Cortes, Arango argumenta: "V.M. Señor, debe reconocer que el arrancar de su país los infelices negros, y mantenerlos aquí en la esclavitud en que se hallan, no es obra de los particulares, sino de los Soberanos que nos pusieron en tal caso, y de él no puede sacársenos precipitadamente, decretando nuestra ruina, y olvidando en un momento todo lo que se nos ha predicado, y se nos ha mandado por más de trescientos años."

Abolición del Tráfico Oficial

Inglaterra, que había sido la principal agente del comercio de esclavos, se convierte en su más vocal enemiga, y comienza un proceso continuo de presionar a España y a las demás naciones para que prohiban el tráfico.  Se va creando la opinión en España a favor de que se termine el comercio de esclavos, aunque no la esclavitud misma. Arango, en su nuevo cargo de Consejero de Indias, reporta  privadamente al rey sobre este tema:

       

Estamos conformes en que se prohiba el tráfico de negros: toda la Europa desdiciéndose ahora de sus antiguas máximas acaba de estipularlo así en obsequio de la humanidad; y ni sería decoro que España rehusara tomar parte en tanta gloria; ni adelantaría nada con rehusarlo... Mas de ningún modo podemos convenir en que el tráfico de negros se prohiba repentinamente... [Los argumentos sobre la injusticia del tráfico]  no sirvieron de estorbo para que los gobiernos más ilustrados de Europa autorizasen el tráfico de negros con sus leyes y le protegiesen con sus armas.  Las mismas órdenes religiosas, cuyo hábito vistieron esos escritores, han poseído grandes haciendas sin haber escrupulizado nunca acerca de la esclavitud de los negros; prueba irrefutable del poco aprecio que se ha hecho de tales opiniones...En el mundo siempre ha habido esclavos y los habrá.


En 1817, como resultado de un acuerdo entre España e Inglaterra, España se comprometió a abolir el tráfico de esclavos en sus dominios a partir de 1820, pero en la práctica, el contrabando de esclavos a Cuba se mantuvo con impunidad. 

       

Varela en las Cortes durante el Segundo Período Constitucional (1820-1823)

En 1822,  fueron electos el sacerdote Félix Varela, Leonardo Santos Suarez y Tomás Gener como diputados de Cuba a las Cortes.  Estos diputados fueron instruídos por las instituciones y los intereses económicos de Cuba a defender la esclavitud, pero ninguno de ellos lo hizo.  Es más, Varela preparó una propuesta pidiendo la abolición gradual de la esclavitud.  El contenido de esta propuesta causó fuertes criticas al conocerse en Cuba. La propuesta de Varela sobre la esclavitud no llegó a ser presentada a la asamblea antes de que ocurriera la disolución de las Cortes, pero resulta interesante ver los puntos esenciales de la propuesta:

       

1. Se declara libre “todo esclavo que hubiese servido quince años continuados al amo a quien actualmente pertenece.” En esto se considera que quince años de servicio son suficiente remuneración a la inversión del amo. Se proponen también fórmulas de ajuste para aquellos esclavos que han tenido varios amos.

2. Los amos de las madres de niños nacidos después de la publicación del decreto están obligados a mantenerlos y cuidarlos hasta la edad de diez años, siendo recompensados por el servico de éstos hasta que cumplan veinte años.

3. Se establecerá en la capital de cada provincia una Junta Filantrópica, “compuesta del jefe político que será el Presidente, el Obispo o el superior eclesiástico, el Intendente...,” y otros funcionarios y encargados. Esta junta mantendrá la documentación de los esclavos y organizará el proceso de liberación de acuerdo con las reglas anteriores y de la posible compra de la libertad de los esclavos que todavía no han cumplido los años de servicio requeridos por las reglas anteriores.

4. Los fondos para la compra de la libertad de los esclavos que todavía no han cumplido los años de servicio requeridos por las reglas anteriores se obtendran de impuestos (de entre 1% y 3%) a las aduanas y rentas municipales y eclesiales y de “donaciones que hagan los amantes de la humanidad.” Los esclavos que han de ser liberados se seleccionarán por un proceso de lotería, limitado por los fondos recogidos.

5. La Junta Filantrópica también ha de velar para que “los nuevos libertos se dediquen a la agricultura, a las artes, al servicio doméstico, o alguna ocupación útil.” Los libertos tendrán que hacer constar sobre su ocupación a la junta o pudieran ser encarcelados por un proceso judicial.

       

Varela nos ofrece en sus propias palabras un resumen de sus objetivos: “Dar la libertad a los esclavos de un modo que ni sus dueños pierdan los capitales que emplearon en su compra, ni el pueblo de la Habana sufra nuevos gravámenes, ni los libertos en las primeras emociones que debe causarles su inesperada dicha, quieran extenderse a más de lo que debe concedérseles, y por último, auxiliando a la agricultura en cuanto sea posible para que no sufra, o sufra menos atrasos por la carencia de esclavos.” Como veremos, el padre Varela estaba adelantado a sus tiempos. La esclavitud no se abolió en la España metropolitana hasta 1837, y en Cuba no se abolió hasta mucho después.

       

Cambio de Actitud en Cuba sobre el Tráfico de Esclavos

Cerca del final de nuestro período, hubo un cambio gradual de actitud en Cuba sobre el tráfico de esclavos.  La persona que más influyó en esto proceso fue José Antonio Saco, desde su tribuna como editor de la Revista Bimestre de la Sociedad Patriótica. En 1832, Saco publicó su primer artículo sobre el tema en esta revista.  Saco expresa en sus propias palabras el impacto que tuvo este artículo, el cual “trató a fondo la cuestión del tráfico de negros en Cuba, no ya bajo el aspecto de la humanidad, porque ésta no es respetada cuando hablan los intereses, sino entrando en consideraciones políticas sobre los peligros a que la isla se veía amenazada.  Era la vez primera que allí se sacaba este asunto a la pública luz.  La Habana entera se conmovió con la lectura de aquel artículo.”  En el artículo, Saco usa el antiguo argumento del peligro de que ocurra una sublevación de esclavos como en Haití, pero también comenta sobre el peligro de depender de un comercio de esclavos, el cual es ilegal, y que puede cesar en cualquier momento por cuestiones de política internacional.  El propone el reemplazo gradual de los esclavos con trabajadores libres.  La reacción inicial al artículo fue muy negativa, pero se había tomado el primer paso.  Debido a este artículo y a otras razones de índole político, el Gobernador Tacón decretó el exilio de Saco en 1834. Saco siguió comabatiendo el comercio de esclavos desde el exilio, y ecribió importantes obras sobre la historia de la esclavitud.

       

Tambien en 1832, pero privadamente en una carta al rey, Arango, en su cargo de Consejero de Indias, reconoce: “Hace muchos años que estoy predicando la necesidad, la justicia y también la utilidad de esta abolición efectiva. Hoy nos hallamos en la notable, por no decir vergonzosa, situación de ser los únicos que continuamos haciendo tan asqueroso comercio."

       

Finalmente, la Sociedad Patriótica, que era un buen índice del pensaminto del liderazgo cubano, aprobó un informe sobre el tráfico de esclavos en 1841, el cual expone:

       

No se crea que la prosperidad de la Isla de Cuba, ni el cultivo de sus campos dependan precisamente de la subsitencia de la esclavitud, ni se presuma que sus habitantes están desnudos de los sentimientos de humanidad que son compatibles con su ilustración.  El pueblo cubano, filantrópico por naturaleza, está poseído de las dispocisiones más favorables hacia la extinción de aquella, porque la estima perjudicial a sus mismos intereses; pues a pesar de que en este suelo no se ejerce en los negros la tiranía que en otros países, y a pesar también de que los amos están vigilados por el Gobierno para que no abusen de la potestad dominica, con todo, debe confesarse que la esclavitud siempre es odiosa...

       

El informe propone un cese gradual de la esclavitud, como resultado de poner en fuerza la prohibición del tráfico de esclavos:

       

...y aunque es cierto que la no introducción de más esclavos en cumplimiento de los convenios de 1817 y 1835 ha de ocasionar la extinción de la esclavitud, también es verdad que el orden paulatino con que ha de suceder, no sólo nos pone a cubierto de los perjuicios y trastornos que ocasionaría la emancipación momentánea, sino que nos dará tiempo para arbitrar medios de sustituir la falta de esclavos y tendrá el Gobierno nuevo motivo por que contribuir al aumento de la población blanca y dispensar aún mayor protección a la agricultura.

       

La importación de esclavos disminuyó gradualmente, pero la esclavitud en Cuba no se abolió hasta el 1880, después de la Guerra de los Diez Años.

       

Fuentes: